sábado, 8 de noviembre de 2008

temporada de conejos!

Entre los sudores de este sábado me he detenido. de pronto me pregunto quiénes somos, quiénes éramos, y cómo fue que coincidimos, o si realmente lo hicimos... el calendario dice que han pasado muchos días desde aquellos de kitsune y clochar, pero me siento aún ahí. buscando la vida entre letras, entre frases sin ojos. mentiría si dijera que prefiero el movimiento del cuerpo al movimiento de los dedos sobre el teclado. y es curioso que luego de tantas comprensiones nuevas sigo siendo la misma. aquella que vive por el deseo de alguien más, aunque sea violento o romántico o mudo, aunque sea egoísta o cariñoso, aunque sea psicótico o pragmático, aunque tenga aura azul o cuernos y cola, aunque esté sobre el escenario o escondido tras la cortina, aunque lleve mi sangre o la de un genocida. hoy sólo sé que no te conocí aunque intenté hacerlo... ¿lo intenté?...

ya es tiempo de dibujarme... en el vacío tremendo que supone mi universo interno no hay materialidades a las que asirse. ¿aplicar la creatividad como decía el profesor rosa, o la imaginación como le dice bob esponja a patricio estrella?. y heme aquí sintiendo la nada. esa nada estática de hegel. esa nada cotidiana de la zoé valdés, de la que alguna vez me escribiste, y que no fui capaz de comprender... y releí el libro ese hace unos días. me enamoré de ella y el nihilista, y no por nihilista sino por la distancia, por el ritmo en el tiempo que necesitan algunos amores para serlo, y el coincidir en ello... amar cuando es tiempo para amar... como podar las rosas en mayo, como buscar el rebaño al atardecer, o como pescar al amanecer.


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